Pensamientos de Aztlek

Acabo de terminar de leer la trilogía Millennium, cuatro días de lectura intensa, sólo parando para comer o dormir. Y realmente me he enamorado Lisbeth Salander. No puedo entender como una chica gótica-punk que no puede relacionarse con las personas, que puede usar y usa la violencia puede inspirar tanta ternura. Si, es una hacker, y por tanto a mi tiene que llamarme la atención alguien que tiene esas habilidades técnicas que tanto admiro y respeto. Pero es más que eso, es su alta moral, su inteligencia, su determinación.

Lisbeth Salander es una guerrera ciberpunk. Sus armas son la tecnología y su inteligencia. Es capaz de hackear desde una palm conectada a Internet mediante bluetooth a un móvil. Y también es capaz de enfrentarse a un gigantesco monstruo insensible, que la triplica en tamaño y la cuadriplica en fuerza, sólo con su inteligencia.

Tiene convicciones fuertes y una moral a toda prueba. Su moral está inclusive por encima de la ley cuando esta última se usa para maltratar o dominar a las personas. Y esto es algo que caracteriza a los hackers según Eric Raymond en Como convertirse en Hacker:

Los hackers son antiautoritarios por naturaleza. Cualquiera que pueda darte órdenes, puede obligarte a dejar de resolver ese problema que te está fascinando —y, dada la manera como trabajan las mentes autoritarias, encontrarán alguna razón espantosamente estúpida para hacerlo. Por eso, la actitud autoritaria debe ser combatida donde sea que se la encuentre, pues si se la deja te asfixiará, tanto a ti como a otros hackers.

Y Lisbeth Salender combate a los autoritarios en toda la trilogía y más que literalmente los autoritarios la han asfixiado, la han encerrado, la han torturado, la han privado de sus derechos fundamentales. Pero ella, en vez de convertirse en víctima, se convierte en guerrera. Les presenta batalla.

Las actitudes de Lisbeth Salander son las del hacker, según Raymond:

Los hackers resuelven problemas y construyen cosas, y creen en la libertad y la ayuda voluntaria mutua. Eric S. Raymond Como convertirse en Hacker

Lisbeth resuelve problemas sólo por el gusto de hacerlo. Sigue investigando casos que ya no le incumben pero que le parecen simplemente interesantes.

Y es evidente que Lisbeth cree en la libertad, de hecho es su lucha durante los tres libros de la serie. Reclamar la libertad que le han quitado pasando por encima de ella incluso si tiene que usar métodos no muy legales, pero si morales. Es esa lucha la que la define como guerrera. Un guerrero lucha por ideales y Lisbeth lo hace por la libertad y por que odia a los hombre que odian a las mujeres. Éste odio realmente toma la forma de un valor en su escala, en su ética. Tanto que es capaz de ayudar a una mujer por la que siente celos, porque el odiar la violencia contra la mujer está primero en su escala.

Lisbeth es tan consistente, que en una mirada superficial podría parecer que sufre de síndrome Aperger. Pero no, el férreo seguimiento de sus valores la hace parecer así, como que ve las cosas en blanco y negro. Pero en un mundo donde todos vendemos nuestros valores a cualquier precio, las personas que si los siguen parecen extraños, autistas, con Asperger. ¿Es la ética de Lisbeth Salander la ética del nuevo milenio? A mi me gustaría que la respuesta fuera si.